A los treinta años, en 2009, la revolución del Irán ya era una revolución envejecida. En 1979 asistí en Teherán al triunfal regreso del imán Jomeini en un avión procedente de Paris en cuya periferia se había establecido tras su estancia en Irak como refugiado, para difundir urbe et orbe con toda libertad su mensaje a todo el mundo. Le acompañaban sus fervorosos partidarios de diversas ideologías, no solo islamistas, sino también liberales, marxistas y kurdos que anhelaban derrocar el régimen del Rey de Reyes, al Sha Reza Pahlevi, entonces llamado el Gendarme de Oriente. El imán Jomeini dio un golpe brusco de timón al imponer en la nueva constitución…