El Líbano es el paraíso de los periodistas. El Líbano, gracias a Dios, existe y no hay que inventarlo. Algún día trataré de hablar de este hecho consumado que permite tranquilizar a muchas pusilánimes conciencias que ven en El Líbano el cubo de basura donde todo lo sucio, lo cruel, lo perverso, puede acumularse. El mundo contemporáneo, la conciencia del hombre contemporáneo, tiene la suerte de contar con “un Líbano”, un lugar “fuera de nuestro ámbito” en el que todo lo innoble se produce. Me gusta repetirlo a veces a pesar del escándalo, que “todos, todos somos libaneses”, que todos somos crueles, perversos y sucios. Los periodistas, profesionales de las…