• Mariano Manent y la poesía china - Tomás Alcoverro
    Escritores en la orilla

    Mariano Manent y la poesía china

    Cuenta Mariano Manent en el hermoso prólogo de su libro Com un núvol lleuger, que un verano de 1962, mientras descansaba bajo los viejos árboles de una masía solitaria, escuchó el canto de un pájaro, increíble en su delicadeza. “Era —escribe— un breve y dulcísimo trinar, que nunca había oído.” Pero hasta unos años después, el poeta no pudo localizar al ave sonora, este pájaro dorado, arisco, de “magre miol” y “flauteig inefable” al mismo tiempo que es la oropéndola. Andaba Manent por entonces trabajando en las versiones de estos poemas chinos que ahora ha publicado. La oropéndola había sido cantada muchas veces por aquellos lejanos poetas de las dinastías…

  • Zenobia de Malgrat - Tomás Alcoverro
    Escritores en la orilla

    Zenobia de Malgrat

    En Moguer había visto los espléndidos abanicos de Zenobia. Estaban abiertos como las colas de los pavos reales en las vitrinas. Pepe me iba enseñando la casa: —Este comodín se lo regaló Juan Ramón cuando se prometieron. En medio del patio estaba el pozo de brocal de mármol. Podía hojear los álbumes de Zenobia, en los que habían pegadas postales y cartas, cartas de Zubiaurre, cartas de Juan Ramón. O podía imaginar en el atardecer pajizo al son de las palabras de don Emilio Gutiérrez, sobrino del poeta, cómo iban sacando la ropa de los baúles, cómo la iban tendiendo en la azotea de la casa de la plaza del…

  • Los viejos espejos de los Encantes por Tomás Alcoverro
    Escritores en la orilla

    Los viejos espejos de los Encantes

    Los viejos espejos brillaban de verdad, y no los charcos. Pero como había llovido, el suelo estaba mojado y lleno de barro. Junto al mostrador del “Bar Siti”, un niño se relamía la boca, mientras sus dedos se hundían en la carne rosa y codiciada de la sandía. En la plaza, los carros cargados de muebles viejos, de puertas, de sillas, de bidones, de tablas, de neumáticos, parecían dispuestos para un viaje fantástico y miserable. A esta hora –casi el atardecer, casi el atardecer de la lluvia—los Encantes Viejos son como unas viejecitas soñadas y pobres que viniesen a la tierra por un largo camino sin árboles. “Music, music, music”…

  • Mauricio Serrahima y el arte como ficción - Tomás Alcoverro
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    Mauricio Serrahima y el arte como ficción 

    Mauricio Serrahima ha publicado dos libros de ensayo, es decir, como él diría, dos libros de “tentativa mental ofrecida como espectáculo”. El objeto de esta a veces lírica intención es el Arte. “Sobre llegir i escriure” y “La crisi de la ficció” estudian, ante todo, el fenómeno de la creación artística como un producto del esfuerzo del hombre. “El Arte —dice— tiene sentido en cuanto es un esfuerzo para superar la limitación humana”. En “La crisi de la ficció” se establece la idea general de su estética. La obra de arte es una afición que está mantenida tanto por parte del espectador o del lector como por parte del creador,…

  • Las sillas de las Ramblas - Tomás Alcoverro - Tom
    Escritores en la orilla

    Las sillas de las Ramblas

    Para los que nos quedamos estos meses en la ciudad no todo es la nostalgia de los viajes pretéritos de la adolescencia ni de las largas vacaciones de la niñez. La ciudad adquiere ahora una animación distinta y es posible pasear por las calles de siempre o sentarse en las habituales terrazas de los cafés, con un gozo nuevo, con una complacencia alegre y distraída por todo lo que nos rodea. A mí no me es nada difícil sentirme estos días como un turista descubridor de paisajes, arquitecturas, costumbres y, sobre todo, gentes. Mientras voy aplazando a causa de mi pereza mi proyecto de visitar la ciudad —todo lo que…

  • Pequeño viaje al otoño - Tomàs Alcoverro
    Escritores en la orilla

    Pequeño viaje al otoño

    Aquella mañana entrábamos en un paisaje centroeuropeo. La carretera, estrechita, estaba mojada. Había hayas, robles, abetos, encinas y castaños. Pero se desvanecía el misterio. La luz precisa despertaba la serenidad. Bosques verdes tupidos de sombras, laderas suaves, algunas nubes. Entre los árboles, el viejo gigante del tiempo se desperezaba todavía cubierto de escarcha. Nadie en la carretera. Se levantaba el domingo. Íbamos formando en la memoria un verso leído últimamente: “Solamente no cambian los recuerdos”. En este cruce, hace unas semanas, esperaban de pie, ante la puerta abierta de la casilla, unos niños con sus carteras de colegio. Veníamos de Hostalrich, villa amurallada. Por la noche nos habíamos asomado al…

  • Pablo Ruiz Picasso, en Horta de San Juan - Tomás Alcoverro
    Escritores en la orilla

    Pablo Ruiz Picasso, en Horta de San Juan

    Es comarca dura la Terra Alta, con sus sierras de Pandols y Caballs, allá por Gandesa, y su secano ocre, con viñas y olivares. Las mujeres viejas van todavía enlutadas, en estos pueblos del límite de Cataluña, como Bot, Corbera, Pinell, Batea, Horta de San Juan. Llegué con los niños por la mañana al pueblo. Les gustó mirar la roca de San Salvador con su convento en ruinas y la ermita en lo alto con unos cipreses y la porticada plazuela irregular, con la iglesia y el ayuntamiento de antigua, de viejísima, piedra dorada. Nos metimos por la calle Baja y por otras calles, a las que asomaban, a veces,…

  • La gracia de la tierra en el Sagarra de Permanyer - Tomás Alcoverro
    Escritores en la orilla

    La gracia de la tierra en el Sagarra de Permanyer 

    Leyendo «Sagarra, vist pels seus íntims», de Lluís Permanyer, he sentido algo parecido a lo que sentí en Sant Martin Le Beau, un 11 de septiembre de 1978, durante la sobremesa con el presidente Josep Tarradellas; las palabras, ahora leídas, entonces dichas en el jardín de su casa, conmovían mi adormecida conciencia o, quizá mejor, mi distraído corazón, y me arraigaban en mi propia tierra. «Aquesta gràcia de la terra / no creguis que amb la mort hagi acabat», son los versos esculpidos en la lápida del poeta, entrañablemente evocado por el amigo. Para mí, exiliado voluntario, huidizo ciudadano, esta lectura y aquella conversación, entrecortada por las llamadas telefónicas procedentes…

  • El cementerio de Arenys por Tomás Alcoverro
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    El cementerio de Arenys

    Un hombre joven —mozo alto, con barba, de ojos azules, viejos pantalones sucios— escribía en la mesa con vacías botellas de cerveza. En el puerto, los secos mástiles de los yates y las embarcaciones de recreo estaban inmóviles. El muchacho se acercaba a las cuartillas y parecía escribir apretando fuertemente la pluma sobre el papel, como si en cada trazo descubriera una difícil parte de sí mismo. Mientas él escribía, yo iba hincando con unos palillos los rubios calamares tostados, miraba la mañana sobre el mar, sin sol, y recordaba la fiesta que Hemingway y su mujer vivieron en París, “cuando —dice Ernest— éramos felices y muy pobres”. El joven…

  • Elegía anticipada del verano en Sitges - Tomás Alcoverro
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    Elegía anticipada del verano en Sitges

    Llegué a Sitges por la tarde. El vagón de ferrocarril en que viajaba iba casi vacío. Desde el tren se veían las playas lánguidas; siestas doradas de la tarde. Las estaciones, con sus campanas soñadas, eran las mensajeras de un mundo lleno de gente que se entrecruzaba, que hacía la historia sobre el paisaje, pero que a esta hora del domingo había encontrado ya sus infinitos alvéolos donde enroscarse. Me acordaba de la anciana repartidora de leche de la mañana de “Ulises”. “Vieja y miesteriosa, venía de un mundo matutino, tal vez como un mensajero”. Me acordaba de aquella otra mujer que Davin describe en el “Retrato del artista adolescente”,…