Cuando los niños destrozan los cuadros del museo - Tomàs Alcoverro
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Cuando los niños destrozan los cuadros del museo

A patadas, los niños rompen los cuadros, pisotean las telas, por las vastas salas, las largas galerías. El suelo del museo, de este museo de arte contemporáneo de Bagdad, uno de los más prestigiosos de los países árabes, es un cementerio de obras pictóricas, de esculturas, de cerámica, trituradas, rotas, desgarradas. Ha sido el saqueo a la cultura plástica de Iraq, al esfuerzo de la creación del artista, ante la indiferencia de todo el mundo ¿Cuántas obras de arte fueron robadas, destrozadas, en estos 9.000 metros cuadrados de exposiciones? En las salas de los cuatro pisos de este museo, que por su mala fortuna se llamaba Centro Artístico Saddam, aún queda algún que otro cuadro colgado o intacto, como un óleo de unas palomas revoloteando alrededor de la mezquita de la Roca de Jerusalén, paisajes del desierto iraquí, composiciones abstractas. Algunos lienzos han sido simplemente rajados…

Los marines no hicieron nada para evitar la destrucción del museo de arte contemporáneo

Es difícil atravesar estas salas sin pisar cuadros, fragmentos de esculturas, trozos de moderna cerámica… Los niños extraen del depósito del museo lienzos grandes, pequeños, enmarcados o sin enmarcar, los manosean, los arrojan a los montones de obras que hay por todas partes, se los llevan a la calle Haifa, en pleno centro de la capital, como en una travesura, como en un inocente juego… Los hombres que aún merodean por las salas, por las galerías, en su saqueo del arte, no interrumpen su chiquillada salvaje.

Iraq, que había sido el único país árabe con una política cultural comprometida, que había conseguido hace décadas un éxito en sus campañas de alfabetización, una y otra vez elogiadas por la Unesco como ejemplares en las naciones del Tercer Mundo, que estaba a la vanguardia de las artes plásticas contemporáneas, que había sido un floreciente centro literario, ha sufrido este crimen contra la creación humana.

¿Cuántos años, cuántos esfuerzos, cuántas ilusiones y logros, han sido destrozados? Tengo tiznados los dedos de la mano con la que escribo, anonadado, mis notas. Respiro el humo de las salas del museo que, después de saqueadas, fueron quemadas. Hay rincones completamente carbonizados, en otros sólo quedan los apliques de los cuadros arrancados. Las estatuas, los bustos, están hechos añicos o decapitados. Unas figuras estilizadas de madera que recuerdan el arte de Giacometti han sido desmembradas. La biblioteca de 3.000 volúmenes sobre arte, colecciones de revistas especializadas internacionales, catálogos, los ficheros, las diapositivas, las cintas de vídeo, los archivos fotográficos, han desaparecido o están esparcidos por estos suelos abandonados. Entre tantas imágenes rotas, aparece siempre la del omnipresente presidente derrocado. A su gran busto de la entrada, herido a pedradas, le han encasquetado un neumático.

El paisaje del saqueo inmenso de Bagdad se extiende por todas partes. El sábado fue la embajada de China, y cada día hay nuevos edificios, centros comerciales, depósitos de alimentos pillados, a los que después se les prende fuego. 

“No quieren ni amenazar por la radio a los delincuentes armados”

El gran Museo Arqueológico de Iraq tiene una verja de hierro ante su puerta sobre la que hay un boquete de bala de cañón y fue tapiado antes de la guerra. Pero abrieron unos agujeros en su pared con varas de hierro e intentaron saquearlo. Las oficinas de su administración fueron pilladas. Una dependencia del Teatro Nacional fue saqueada e incendiada. El pequeño museo del partido Baas, que al principio había inspirado la política iraquí de tres décadas, no se ha salvado del pillaje. El popular diario “Babel”, su extensa planta baja, con su redacción y talleres, fue saqueado con saña. En el despacho de Uday, su director, el hijo de Saddam Hussein, quedan ejemplares del 9 de abril, antes de la toma de Bagdad por los estadounidenses. 

“Bastaría con unos marines de vigilancia en la ciudad –dice Soher, una joven pintora– para evitar estos actos. Pero no quieren ni amenazar por la radio a los delincuentes armados. Iraq es un país descuartizado.” El saqueo del museo de artes plásticas ha reducido a cenizas cien años de creación.

Las salas del museode artes plásticas fueron quemadas tras el saqueo

Ayer, numerosas familias bagdadíes que habían huido antes de los bombardeos, hacia localidades cercanas, como Baquba, donde tenían parientes y amigos, iban llegando de retorno a la ciudad en sus coches cargados de enseres. Su mayor temor, ahora de vuelta a sus casas, era encontrarlas saqueadas. Los marines empezaron ayer a custodiar oficinas bancarias y hospitales, que han sido pasto del pillaje. El Yarmuk y el Kindi fueron arrasados casi por completo y están sin instrumentos, sin medicinas; el Karama resiste aún, casi sin personal. En los 33 centros sanitarios aún en funcionamiento según el Comité Internacional de la Cruz Roja faltan, además, el agua y la electricidad.

Artículo publicado en La Vanguardia el 14 de abril de 2003.