La Terra Alta - Tomás Alcoverro
Escritores en la orilla

La Terra Alta

Esta comarca es poco conocida en Cataluña. Se extiende desde el Ebro hasta Aragón, y está muy próxima a la provincia de Castellón. Es tierra campesina, de vides, almendros y olivos. Aquí se produce uno de los mejores vinos de Cataluña, de elevado grado. Los pueblos —con un catalán de marcado acento leridano— son todos ellos pueblos agrícolas: Gandesa, Batea, Bot, Horta de San Juan, donde residió Picasso algún tiempo; Villalba de los Arcos, La Fatarella, Benissanet…

Cerca de Gandesa, la capital de la comarca, se levantan las sierras de Pandols i Caballs. Esta región ha sido siempre un lugar de paso, un cruce de caminos entre Cataluña, Valencia y Aragón. Esto hace que aquí, contrariamente a lo que ocurrre en la provincia de Gerona, y sobre todo en el Ampurdán, se disuelva ya el sentido y la unidad de la geografía catalana. Durante muchos años, por ejemplo, en las fiestas patronales de estos pueblos se bailaba la jota y apenas la sardana. Todavía hoy los sexagenarios danzan, de cuando en cuando, la jota aragonesa.

El paisaje es poco ameno, con muchos colores ocres, caminos entre viñas, quebrado. El color de los pueblos es gris, opaco. Ahora se están preparando para las faenas de la vendimia, que, como en tantos otros lugares de España, atrae por unos días brazos forasteros. El año pasado se recogieron sólo en Gandesa, unas cien mil cargas de uva. Entre los vendimiadores destacaban los gitanos: ellas con las faldas muy ceñidas y los largos pendientes de bisutería; ellos con el pelo negro, muy moreno, vistiendo tejanos y chaquetas de cuero.

Estos pueblos se animan con los primeros días de octubre, antes de entrar en el otoño, con el ambiente de feria, con las fiestas del mosto y las alegres jornadas de los bares.

Son pueblos apartados del ferrocarril, sin agua, con sus mujeres enlutadas, con sus lloronas en los entierros y el campo siempre sediente.

La Terra Alta es comarca dura, ensangrentada por las guerras: todavía se recuerda al “Tigre del Maestrazgo”, a Cabrera, que había peleado por aquí durante las guerras carlistas. Hace tan sólo unos años, estas sierras grises, desnudas, resecas, ocultaban cadáveres de la campaña del Ebro. Pueblos enteros quedaron completamente destrozados, como Corbera de Ebro, donde nació el doctor Ferrán, y por todas partes se encuentras en los cementerios las fosas en las que se enterraron a los italianos que murieron en estas tierras.

Suelo pobre, con una emigración bastante acentuada, de viejos y legendarios crímenes, y que hoy comienza a ver, boquiabierta, el milagro de la mecanización del campo.

Artículo publicado en ABC el 25 de septiembre de 1963.