Tomás Alcoverro y Plàcid Garcia-Planas G
Entrevistas

Tomàs Alcoverro celebra la ambigüedad en la presentación de ‘Tot està per dir’

Tomás Alcoverro presentando ‘Tot està per dir’ acompañado de Plàcid Garcia-Planas y Jordi Juan, director de La Vanguardia en la librería Byron de Barcelona.

El decano de los corresponsales occidentales en Oriente Medio presentó su libro de memorias con la compañía de Jordi Juan, director de La Vanguardia, y Plàcid Garcia-Planas, responsable de conducir la entrevista que recorre la trayectoria más personal de Alcoverro a lo largo de las doscientas páginas del libro.

Jordi Pallarès

“La ambigüedad de La Vanguardia, sus matices, son algo muy bueno”. Así reivindicó Tomàs Alcoverro el lado más positivo de un concepto —lo ambiguo, lo dudoso, lo incierto— que hoy en día no goza de excesiva aceptación social. Lo gris no está de moda y Alcoverro, consciente de ello, quiso revisar el concepto. Lo hizo el pasado viernes 26 de febrero durante la presentación de su libro de memorias (y “de emociones”, diría él mismo unos días más tarde durante una entrevista en TV3), que tuvo lugar en la librería Byron de Barcelona. En este sentido, Alcoverro lamentó que la identidad de las personas tienda a reducirse “a cuatro o cinco cosas, como el sexo, la raza o la ideología”. Y es que para el corresponsal nacido en Badalona hay muchos otros rasgos que definen a las personas, empezando, por ejemplo, por “sus contradicciones”.

Alcoverro, que sigue viviendo entre Barcelona y el Líbano y que se proclamó “hombre de La Vanguardia de toda la vida”, animó también a los medios de comunicación a recuperar el cuidado de la palabra, incluso cuando ello implique rebajar la inmediatez con la que se informa. “Creo en el esfuerzo de la palabra para llegar a entendernos más, para querernos más”, declaró con vehemencia. 

Por su parte, el periodista y redactor jefe de la sección Internacional de La Vanguardia, Plàcid Garcia-Planas, aclaró que, más que una entrevista, Tot està per dir (Pòrtic) es el recopilatorio de unas memorias “que salen hurgando”. Y es que para el periodista de Sabadell los mejores recuerdos salen interrogando al interlocutor, más que preguntándole. Y esa insistencia, en combinación con la complicidad que une a ambos periodistas (y que el lector detectará desde la primera página), es la que ha dado como resultado “un libro de contradicciones y pesimista”. Con todo, Garcia-Planas no quiere desanimar a nadie; todo lo contrario: “Todo pesimismo bien construido es un auténtico canto a la vida”.

En cuanto a la tarea profesional de Alcoverro, que acumula cerca de diez mil crónicas publicadas, Garcia-Planas resaltó la capacidad de Alcoverro para fijarse en “las pequeñas cosas que explican la totalidad” de lo que sucede en el mundo. Una habilidad que explica que, cuando uno lee hoy sus crónicas de antaño, se dé cuenta de que “todavía le informan”, y que a su vez permite entender por qué Alcoverro ha sido referencia en el mundo de las corresponsalías durante cinco décadas. Cincuenta años explicando el Oriente Medio: se dice pronto. Quizás por ello, y para insistir en el mérito excepcional de tan dilatada trayectoria, Garcia-Planas reformuló la idea: “Las crónicas de Alcoverro surfean por dos quintas partes de la hemeroteca de La Vanguardia”. Nadie más, a día de hoy, puede decir algo similar.

El director de La Vanguardia desde marzo de 2020, Jordi Juan, quiso recordar que el periódico barcelonés fue “el primero en mandar corresponsables de guerra”. Fueron dos, en concreto. Una para cada bando durante la Primera Guerra Mundial. Presentando la figura de Alcoverro, Juan quiso resaltar el esfuerzo profesional que el corresponsal de Beirut siempre ha hecho “para no estar en ningún lado, para buscar la neutralidad”, y calificó los artículos de Alcoverro de “crónicas con mucha humanidad”.

Tomás Alcoverro y Plàcid Garcia-Planas presentando ‘Tot està per dir’.